Establece una separación entre los individuos que constituyen el genero humano en dos grupos -que comprenden tanto a los vivos como a los muertos- que forman dos clases complementarias, disjuntas y excluyentes: la primera constituida por aquellos que creen en el Dios único y la segunda por aquellos que no creen en ese Dios o creen en otros dioses.
Son dos clases complementarias porque comprende a todos los individuos del genero humano sin que alguno de ellos pueda estar excluido de esa clasificación, siendo por consiguiente una condición o propiedad necesaria que determina la pertenencia al genero de los humanos; son disjuntas porque ningún individuo del genero humano puede formar parte del grupo de los que creen en Dios y del grupo de los que no creen creer en Dios; y son excluyentes porque todo individuo del genero humano pertenece a una de esas clases, la de los que creen en Dios o la de los que no creen en él.